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¿Qué hace falta saber para ser un diseñador gráfico de apps?

Ser un diseñador gráfico de apps no consiste solamente en «saber cómo hacerlo». Implica conocer también los dispositivos existentes y cambiar nuestra forma de pensar, aceptando que esto puede significar dejar atrás mucho de lo que hemos aprendido diseñando páginas web.

Cuando Apple lanzó su smartwatch, cualquier diseñador gráfico de apps tuvo sensaciones encontradas. Era emocionante ver un dispositivo que ofrecía nuevas posibilidades de diseño gráfico; pero también, sentíamos el desafío de comenzar a entender un medio con interacciones y escenarios de uso distintos a los que habíamos visto hasta ahora en los teléfonos móviles y tabletas.

El primer gran golpe se produjo hace ya casi 25 años, con la llegada masiva de internet a los hogares y la consecuente aparición de las primeras páginas web. En ese entonces, la mayoría de los diseñadores gráficos centraba su actividad en la gráfica impresa y tuvieron que aprender casi a la fuerza cómo diseñar para un medio interactivo, donde el usuario ya no era sólo un espectador. Para algunos –más que para otros– esta transición fue difícil. Por eso terminamos viendo páginas web diseñadas como si fueran carteles pero con botones: los diseñadores gráficos no conseguían entender completamente las características de este nuevo medio.

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Recomendaciones de diseño de aplicaciones móviles

1. Cambiar la forma de trabajar

Desde que has comenzado a leer, montones de aplicaciones móviles se han subido a las tiendas: no hay tiempo que perder. Ya no podemos pasar semanas, meses diseñando una interfaz con lujo de detalles para finalmente publicar nuestro producto, y sólo entonces darnos cuenta que otras aplicaciones ya han resuelto el mismo problema y de forma similar.

Para evitar esto, podemos usar Lean UX: una forma de trabajar basada en ciclos cortos y rápidos. Así, nos movemos en interacciones continuas entre las etapas de diseño gráfico y desarrollo teniendo en cuenta un punto fundamental: nada puede darse por seguro hasta que no lo probemos con un usuario.

De esa manera, no deberíamos comenzar el diseño gráfico de la app por la estética de la interfaz en Photoshop o Illustrator, sino ir un par de pasos más atrás, para primero tener un prototipo basado en wireframes y diseños básicos, que si son necesarios cambiar, no implique perder semanas de trabajo.

Tener en cuenta el Mobile First (diseñar pensando primero en el móvil y no en la web), nos obliga a priorizar, a elegir, y sobre todo, a hacer un esfuerzo para cambiar nuestra estructura mental, acostumbrada a empezar a pensar desde la pantalla grande.

2. Aprender algo del perfil de nuestros compañeros

Un diseñador gráfico de apps tiene que ir siempre un paso más allá: no se trata de terminar el diseño de la interfaz y pasárselo al programador para que lo implemente como pueda. Acortar los ciclos de trabajo también supone muchas veces avanzar en paralelo y para esto tenemos que ser conscientes de lo complejo que puede ser implementar nuestro diseño.

3. Perder el miedo a trabajar en equipo

Trabajar en equipo no quiere decir sólo compartir oficina. Significa trabajar de forma colaborativa con otros perfiles, con una comunicación constante. Al diseñar apps ágilmente, tenemos que acostumbrarnos a terminar con los procesos en cascada, donde el trabajo de uno se acaba donde empieza el del otro.

Un diseñador gráfico de aplicaciones móviles debe saber que sus compañero de equipo —sí, quiero decir sobre todo los programadores— son sus aliados y no sus enemigos, y que entenderse y habituarse a trabajar en conjunto ayuda a conseguir mejores resultados nacidos de esta sinergia.

4. Ser usuario de otros sistemas operativos

El diseñador gráfico de apps no debería usar solamente el teléfono personal como referencia. Un diseñador de apps tiene que tener tanto dispositivos con iOS como Android a la mano —por lo menos—, y acostumbrarse a usarlos habitualmente para entender cómo resuelve cada uno situaciones de diseño.

Por ello, un diseñador gráfico de apps debe alternar frecuentemente entre dispositivos para poder, primero asimilarlos y luego usarlos correctamente. Además, ver y probar otras aplicaciones de forma continua es una buena manera de vislumbrar cómo resolver problemas en nuestra interfaz.

5. Prototipar todo

En Factoría Creativa, agencia de publicidad en Barcelona. Nuestra metodología de trabajo ágil es importante entender cómo se verá y funcionará algo antes de implementarlo. De la misma manera, los prototipos nos ayudan a evaluar mediante test con usuarios, la usabilidad de la app.

En aplicaciones móviles existen numerosas herramientas que nos permiten prototipar e incluso ver la aplicación móvil en el teléfono cómo si fuera una app terminada. Pero un prototipo tiene que ir más allá y también incluir, por ejemplo, animaciones, transiciones y contemplar el uso de los gestos.

Sistemas operativos como Android —con su nuevo Material Design — están dándole cada vez más importancia a las microinteracciones. Acostumbrarse a prototiparlas es también parte del trabajo del diseñador.

6. No confiar en lo que se ve en la pantalla

Cuando diseñamos para una página web, vemos cómo va quedando el diseño gráfico en la misma pantalla en la que estamos trabajando. En el caso de aplicaciones móviles, necesitamos probar en el móvil para estar seguros de cómo va a verse la interfaz: esto nos permite sobre todo comprobar contrastes y tamaños.

Tanto para Android como iOS existen herramientas (Live View o Skala, por ejemplo) que pueden ayudar a sacarnos las dudas de cómo se verá el diseño en un móvil con una resolución y densidad de pantalla distinta a la del ordenador.

7. Diseñar humildemente

Una aplicación no estará nunca terminada, porque es un producto digital que va evolucionando con el tiempo. De la misma manera, no podemos diseñar como si nuestra interfaz fuera la definitiva, porque gran parte de la verdad la descubrimos cuando hacemos test de usabilidad y vemos cuáles son los problemas que encuentran los usuarios. Detectar estos problemas —o darnos cuenta que estábamos equivocados— no es algo necesariamente malo, sino una lección que debemos aprender para corregir nuestro trabajo, hacerlo mejor y más fácil de usar.

Diseñar humildemente, entonces, es una actitud de base que debemos incorporar.

8. Estar al día

Con la cantidad de datos que hay dando vueltas es complicado estar siempre actualizados. Pero aún así, un diseñador gráfico de apps debería estar interesado y ser curioso por lo nuevo y novedoso. Esto incluye las nuevas tendencias en diseño de aplicaciones, pero también las nuevas versiones de los sistemas operativos. Aunque no nos gusten, tenemos que probar nuevas opciones y estar al día para saber hacia donde se está avanzando en el diseño de aplicaciones móviles.

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Sobre el autor

Vicente Salvador

Socio y Project Manager en Factoria Creativa con 25 años de experiencia en comunicación.

 

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